Fue, durante años, la peor pesadilla de los fans de Juego de Tronos: la posibilidad de que la trama de la serie de televisión acabara alcanzando y dejando atrás a la de las novelas. Y aunque era sabido que George R.R. Martin no es un escritor que se caracterice precisamente por su velocidad aporreando el teclado, con cinco voluminosas entregas ya publicadas (dos de ellas dobles) cuando se estrenó la primera temporada de su adaptación televisiva, esa posibilidad parecía tan remota que no se puede hablar, en aquellos primeros años, de que llegara a generar una verdadera inquietud entre sus seguidores; había margen más que de sobra. Sin embargo, a medida que la serie de HBO avanzaba implacable temporada tras temporada, a la par que las noticias sobre los progresos de Martin con Vientos de Invierno, la anhelada sexta novela de la saga literaria, eran cada vez más descorazonadoras, la preocupación por que se pudieran llegar a cumplir aquellos nefastos presagios fue creciendo hasta que, finalmente, se hicieron realidad.

 

Algo parecido podría estar ocurriendo con Black Mirrow, la serie británica de ciencia ficción que plantea al espectador inquietantes escenarios futuristas con el objetivo de hacerle reflexionar sobre el uso que hacemos de la tecnología y el papel que juega en nuestras vidas. Personalmente creo que la serie tiene un planteamiento muy inteligente, con historias sugerentes y por momentos brillantes (recomiendo vivamente San Junípero, de la tercera temporada). Uno de sus aciertos es, precisamente, el hecho de que, aunque lo que plantea son situaciones que aún no se han producido, son lo bastante plausibles y hasta cierto punto cercanas para generar una sensación de incomodidad en el espectador. Porque uno no puede evitar pensar que alguno de esos supuestos tan poco halagüeños que plantea podrían perfectamente convertirse en realidad dentro de no demasiado tiempo.

De hecho, los últimos avances propiciados por la explosión de tecnologías como la Inteligencia artificial, cloud computing o blockchain nos acercan a pasos agigantados a esos escenarios utópicos de la serie creada por Charlie Brooker, hasta el punto que se puede decir que los avances tecnológicos nos están haciendo un spoiler del futuro.

Seguramente a los guionistas de Black Mirrow les quede por escribir un capítulo en el que los robots reemplacen a los seres humanos en la cadena de producción, y en el que veamos a estos destinar su tiempo principalmente al ocio y al consumo gracias a una renta universal a cuenta de la cesión de sus datos y de su vida digital… Ese sería un capitulo digno de verse que dejaría a la audiencia con la boca abierta de asombro… Si no fuera porque ese argumento ya lo ha anticipado, como buen especialista en Inteligencia Artificial y, por tanto, en hacernos spoilers de futuro,  Felipe García (@knowdler), presidente ejecutivo de Buaala en un reciente post publicado en eleconomista.es.

¿Qué viene después? Sea lo que sea, seguro que ese oráculo permanentemente actualizado llamado IA ya lo sabe. ¡Preguntémosle!